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Entrevista con El País

Entrevista con Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, realizada por Luis Doncel y publicada el 11 de abril de 2021

11 April 2021

La recuperación en la eurozona es todavía muy frágil. La distribución de las vacunas avanza lentamente. ¿Cómo afecta esto a la economía?

Hay algo menos de incertidumbre, pero sigue siendo elevada. La distribución de la vacuna está acelerándose, pero sigue siendo lenta. Y la pandemia avanza rápidamente en algunos países, lo que afecta a las perspectivas de crecimiento. Mientras EE UU recuperará este año su nivel previo a la crisis, la zona euro no lo hará antes de mediados de 2022. Podemos haber perdido definitivamente dos años de crecimiento. La inflación seguirá por debajo de nuestro objetivo del 2% a medio plazo, al contrario que en EE UU, Reino Unido o Canadá. Debemos ser más ambiciosos para elevar el potencial de crecimiento y para que la inflación se acerque a nuestro objetivo. Y necesitamos dar a los consumidores e inversores mayor seguridad sobre las perspectivas de la economía europea.

Tras una Semana Santa sin turistas, no está claro si se podrá salvar el verano. La recuperación cada vez se aplaza más. ¿Cree demasiado optimistas los pronósticos del Gobierno español para este año?

En general, no sería prudente apostar por una rápida recuperación. Hay un riesgo de esperar mejoras que luego no se materialicen. E incluso si logramos salir pronto de la pandemia, nos daremos cuenta de que los daños a la economía son mayores de lo que ahora vemos. Nada impide a la zona euro tener una recuperación robusta, pero para eso hay que apoyar la economía con el nivel adecuado de estímulos monetarios y fiscales. La prudencia nos dice que es mejor inyectar demasiados estímulos que quedarnos cortos.

Muchos analistas temen una recuperación desigual entre países. ¿Le preocupan los posibles daños a España o Italia por una pronta retirada de estímulos?

Hay un importante riesgo de divergencia. La pandemia ha afectado de forma distinta a cada país, dependiendo de su exposición a los sectores más afectados. Pero ha habido una respuesta europea común. Si usamos sabiamente los 750.000 millones de euros del instrumento de recuperación de la UE —NextGenerationEU, la salida de la crisis puede ser más homogénea. Este instrumento debe ligarse a reformas necesarias en cada país. Si los fondos se invierten en sectores de crecimiento pensando en el futuro, la recuperación será más equilibrada. Si tiene éxito, este plan podría ser el prototipo de un futuro instrumento fiscal común.

¿Debe seguir Europa el ejemplo de EE UU e inyectar más estímulos?

El plan de estímulo de EE UU es ambicioso, especialmente este año, y eso explica en buena parte que su trayectoria de crecimiento se aleje de la europea. Mantener la economía caliente beneficia al empleo, la inversión y la productividad. Y una recuperación más rápida ayuda a los miembros más desfavorecidos de la sociedad. En Europa ahora debemos ejecutar el instrumento de recuperación de la UE para que la Comisión pueda desembolsar pronto los fondos. Y deberíamos contemplar nuevos impulsos fiscales para que la demanda vuelva más rápido a su potencial.

El Constitucional alemán ha paralizado la ratificación del plan de ayudas, que ya iba con retraso. ¿Teme que los fondos no lleguen a tiempo?

Espero que el tribunal tome una decisión cuanto antes. Necesitamos que los recursos europeos se liberen rápidamente. Todos los socios, incluida Alemania, se beneficiarán de una fuerte y rápida recuperación europea.

Ha pasado un año desde que el BCE lanzara su programa más importante contra la crisis. ¿Le preocupa la mayor rentabilidad en el mercado de deuda?

En diciembre ampliamos el programa de emergencia pandémica a 1,85 billones y en marzo aceleramos las compras. Esas decisiones han sido muy eficaces, protegiendo el mercado de deuda europeo porque vimos el riesgo de que el aumento de las rentabilidades en EE UU se contagiara a la zona euro. Esto ha presionado a la baja los tipos de interés reales, añadiendo más estímulos a la recuperación. Si no hubiéramos intervenido, el endurecimiento de las condiciones de financiación habría tenido consecuencias negativas sobre el crecimiento y la inflación en Europa. Con unas previsiones de inflación por debajo del 2% no podemos aceptar condiciones de financiación más duras. No sería consistente con nuestro mandato. Mantener unas condiciones de financiación favorables es un objetivo intermedio para lograr nuestro objetivo primordial, que es una inflación próxima al 2%.

Mientras que la eurozona no logra acercarse al objetivo del 2%, algunos economistas alertan de una inflación indeseada en EE UU fruto del plan Biden. ¿Se acerca el fin de la era de bajísima inflación?

En EE UU, la inflación vuelve a niveles sanos porque la política monetaria y la fiscal colaboran con fuerza. La previsión de inflación en la zona euro es insatisfactoria. La inflación aumentará temporalmente este año, pero por motivos coyunturales que se desvanecerán en 2022. Sin embargo, con una combinación de políticas más dinámica nosotros también podríamos beneficiarnos de las mejoras en la economía global.

Tras su papel preponderante en la anterior crisis, los banqueros centrales vuelven al ojo del huracán. ¿Estos superpoderes, que en un momento parecieron momentáneos, son ya para siempre?

La mejor manera de que los banqueros centrales seamos menos relevantes en el futuro es asegurar que la economía mejora y la inflación logra su objetivo. Me encantaría volver a nuestra imagen de personas aburridas. Probablemente ya lo seamos, pero me gustaría serlo aún más. (Risas) Eso sería una señal de que hemos cumplido.

Citar al grupo de pop Daft Punk, como hizo usted en un discurso, no es lo mejor para sonar aburrido. Ahí reclamaba una actuación más enérgica del BCE.

Quería alertar de los altos costes de retrasar las decisiones necesarias. Eso no quiere decir que haya que actuar con urgencia siempre. Mi petición de más acción está condicionada a una situación, como la actual, en la que estamos lejos de nuestro objetivo de inflación. Hay que tomar medidas solo cuando es necesario. Pero si las retrasas tendrás que ser más enérgico en el futuro. Ya hemos vivido esta situación en el pasado.

Algunos de los halcones del norte que se sientan con usted en el Consejo de Gobierno del BCE no comparten esa idea.

Puede haber diferentes sensibilidades sobre la velocidad en la toma de decisiones, pero estamos de acuerdo en la dirección de la política monetaria. Quiero reconocer el papel clave de la presidenta Lagarde. En una situación de alta incertidumbre, con una percepción de la realidad muy distinta entre unos miembros del Consejo y otros, ha logrado mantener en las decisiones adoptadas la unanimidad o una mayoría muy abultada.

Dada la magnitud de la crisis, ¿el BCE deberá ampliar su arsenal de medidas?

Tenemos margen de maniobra, porque solo hemos usado una parte del programa de 1,85 billones de euros. Pero si gastamos ese dinero y seguimos sin alcanzar el objetivo, tendemos que hacer más. No podemos estar satisfechos con una inflación del 1,2% en 2022 y del 1,4% en 2023. Y no es convincente el argumento de que se puede alargar el horizonte temporal. El BCE lleva ya demasiados años sin lograr su objetivo. Si esperamos, será aún más costoso ya que haría más difícil anclar las expectativas de inflación y correríamos el riesgo de una reducción permanente del potencial económico.

¿Cómo marchan los estudios para lanzar el euro digital?

Un euro digital ofrecería a todos los europeos una forma de dinero soberano para hacer pagos digitales seguros y gratuitos en la zona euro protegiendo la privacidad. El Consejo de Gobierno decidirá en los próximos meses si inicia los preparativos para crear este instrumento. Analizaremos todos los factores, como el cumplimiento de la normativa contra el lavado de dinero o la evasión fiscal. Debemos comprender todas sus implicaciones antes de tomar una decisión. Si se superan todos estos pasos, estaríamos listos para lanzar el euro digital en cinco años.

¿No teme que países como China tomen la delantera?

China comenzó a trabajar en su moneda digital en 2013 y está más avanzada. Canadá y Suecia van algo más rápido. En la zona euro estamos en una situación similar a EE UU, Japón o el Reino Unido. Pero esto no es una carrera. Hay demasiado en juego. Aprendemos unos países de otros y cooperamos.

En estos meses de contactos con las entidades, ¿han logrado aplacar su preocupación?

Conocemos muy bien los riesgos que un euro digital mal diseñado podría ocasionar a la estabilidad financiera. Pero hay formas de evitarlos. Vamos a actuar con el máximo cuidado y esto debería dar seguridad a bancos e intermediarios. Bajo ningún concepto pondremos en riesgo la estabilidad o la intermediación financiera.

El BCE está inmerso en la revisión de su estrategia, que debe abordar la lucha contra el cambio climático y cambiar el objetivo de inflación del “cerca, pero por debajo, del 2%” a la formulación más directa del 2%.

No hay nada decidido aún. Estamos discutiendo sobre el objetivo óptimo. Creo que el 2% es el nivel más adecuado y que debe ser simétrico. Sobre el cambio climático, nuestro objetivo primordial es la estabilidad de precios, pero también queremos incluir este aspecto tan importante. La presidenta Lagarde está muy comprometida para que el BCE haga su parte en la lucha contra el cambio climático. Tendremos una respuesta a lo largo de este año.

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